Un aplauso para esos amigos… que no se dejan manipular por el tema de la zona de confort y viven felices.

Y sí, tal como lo estas pensando, el asunto que nos concierne hoy es nada más y nada menos que la tan popular ‘zona de confort’ ¡Calma! Te pido por favor que no te cargues, que no te llenes de prejuicios y que avancemos.

De manera reiterada escuchamos frases que incitan a salir de la ‘zona confort’ y que responsabilizan a la mencionada zona de la ausencia de progreso, de ser forjadora de perdedores y hasta de constituirse en la muerte en vida.

Abordemos el tema con algo de mesura; la naturaleza humana tiene una marcada inclinación hacia el confort, entendido como todo aquello que proporciona bienestar y comodidad, podemos presumir que la ‘zona de confort’ se desarrolla entre esos límites y que tiende a ser ineludible, en la medida que alberga uno de los propósitos más genuinos de la existencia: el bienestar.

Analicemos desde dos perspectivas las vidas que parecen planas, monótonas y pasivas. Por un lado, están las personas que no se hallan incomodas y que se sienten a gusto con esa vida que llevan ¿por qué habría que presionarlas a salir de su ‘zona de confort’?, podemos suponer que si llevan esa vida puede obedecer a una elección o quizás a que así la planificaron. Ahora bien, la otra cara de la moneda la pueden conformar personas en la misma situación pero, que en su lugar, se sienten incomodas e insatisfechas, bueno, ese sólo hecho nos permite deducir que no se encuentran en su ‘zona de confort’, justamente por la sensación que les está generando.

El punto al que quiero llegar es el siguiente: la vida es dinámica, está en constante cambio y evolución; cada etapa trae consigo sus propias demandas, las personas vivimos de distinto modo nuestros momentos existenciales, en virtud a que cada quien es hijo de su época y de su circunstancia, entonces ¿qué sentido tiene inventarnos angustias para vivir? Permanecemos en la ‘zona de confort’ el tiempo justo, sin darnos cuenta avanzamos en el camino y enfrentamos nuevas experiencias con los recursos que disponemos.

La invitación es a no dejarnos intimidar por el acoso de la sociedad y a que prendamos las alarmas para no sucumbir en las tentaciones de la vanidad social. Por ello, considero que la frase de Meher Baba, recordada gracias a la canción de Bobby McFerrin (1988) es un buen talismán para vivir cada momento como corresponde, así que Don’t Worry, Be Happy.